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Injerto de membrana amniótica como tratamiento para quemaduras

17 de Enero de 2020

Injerto de membrana amniótica permite disminuir el dolor y el tiempo de cicatrización de las heridas

Más de 30 pacientes han beneficiado con este novedoso tratamiento durante los últimos nueve meses, el que sólo realiza el Hospital San Pablo de Coquimbo en la zona norte del país.

El 28 de julio, fue uno de los días más difíciles que ha tenido que afrontar Bárbara, una joven de 29 años que producto de un accidente casero, se quemó parte de su cuerpo. La intensidad del dolor y de las heridas la obligaron a dirigirse al hospital San Pablo, donde le diagnosticaron quemaduras en su cuello y espalda. 

“Me angustié muchísimo, si bien sabía que no volvería a ser la misma y que me quedarían las marcas del accidente, sólo me interesaba que calmaran mi dolor. En el hospital me explicaron que realizaban injertos de membrana amniótica, lo que facilitaría mi tratamiento”, relató.

Bárbara comenta que, algo incrédula, aceptó el procedimiento ofrecido por los especialistas. A meses de su accidente señala que las secuelas son mínimas: “pensaba que mi piel quedaría arrugada y la sorpresa fue muy grata. Con el paso de los días y de las curaciones, mi piel se comenzó a estirar y retomar su color. Hoy sólo tengo una pequeña manchita rosada”.

El uso de injertos de membrana amniótica es una alternativa terapéutica fácil de obtener y altamente costo efectiva. Tiene múltiples beneficios como ser un sello biológica, disminuir el riesgo de infección, disminuir el dolor, evitar la pérdida excesiva de líquido, promover la epitelización, entre otras. Está compuesta esencialmente de colágeno lo que contribuye especialmente a lograr buenos resultados.

El hospital San Pablo de Coquimbo es el único recinto de la zona norte del país donde las enfermeras realizan este tipo de procedimiento, ya que en la mayoría de los hospitales son los médicos los encargados de realizar el injerto. Esto ha permitido que casi la totalidad de los servicios clínicos utilicen este procedimiento, lo que ha disminuido los tiempos de espera de pabellón para realizar el tratamiento. 

Desde diciembre del 2018 a la fecha, han sido más de 30 los usuarios beneficiados con este procedimiento. “Desde que se aprobó el nuevo protocolo, han bajado los costos para la realización de este tipo de procedimiento, ya que se dejaron de utilizar los pabellones y de aplicar anestesia. Ahora lo realizamos las enfermeras en una sala de procedimiento o en la cama donde está hospitalizado el paciente. Sin duda, que es un gran beneficio para nuestros usuarios”.

 

Beneficios de la membrana amniótica

Evelyn Araya, enfermera pionera en la realización de injertos en el centro de salud, explica que la membrana permite disminuir el dolor, el tiempo de cicatrización y la inflamación, además de obtener una cicatriz mucho más estética y flexible: la membrana amniótica tiene muchas propiedades por lo que sirve para varios tipos de heridas como las de pie diabético, ulceras varicosas, quemadura tipo A, entre algunas”. 

Durante este año, se han procurado 13 membranas, las que han permitido la obtención de más de 24 láminas de amnios, elemento esencial para el tratamiento de pacientes con quemaduras graves como coadyuvante en el sello de lesiones quirúrgicas complejas y para lesiones del globo ocular.

Lida Miranda, enfermera jefa de la Unidad de Procuramiento de Órganos y Tejidos del Hospital San Pablo de Coquimbo, y una de las principales artífices de la puesta en marcha y consolidación de este trabajo, explicó que “la membrana amniótica se obtiene desde la rigurosa selección de donantes óptimas, madres que tendrán su parto por cesárea programada y que no poseen ninguna condición que contraindique la donación. Una vez obtenido la placenta, en la unidad de procuramiento se procesa inicialmente y de forma posterior se envía al banco nacional de tejidos, donde finalizan su proceso generando láminas de amnios que son controladas  y esterilizadas”.

Si bien, desde el 2016 la unidad de procuramiento comenzó con esta iniciativa para mejorar la calidad de vida de los pacientes, fue sólo a partir del 2018 que se comenzó a masificar su uso gracias a la capacitación que se les brindó a las enfermeras de los servicios clínicos.

Fuente: Hospital San Pablo de Coquimbo.