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29 de Septiembre de 2022

Diario Las Últimas Noticias: Entrevista a Lina Valdés, coordinadora local de procuramiento de órganos y tejidos

Las mil historias de la enfermera que buscaba donante de órganos

Lina Valdés es la enfermera jefa de la Unidad de Procuramiento de Órganos del Hospital de Urgencia Asistencia Pública, la ex Posta Central. Buena parte de su carrera la pasó intentando conseguir que los familiares accedieran a donar los órganos y ahora, en la Semana del Donante y cuando está próxima a jubilarse, cuenta los desafíos que enfrentó y cómo ha cambiado la interacción con las familias.

Lina de 60 años, empezó en esta actividad en 1994, cuando no era obligatorio que los médicos notificaran a lospotenciales candidatos. "Las enfermeras del sector público ad honorem haciendo esto. El tiempo que nos quedaba después del turno lo dedicábamos a pesquisar pacientes que ya estaban fuera de alcance terapéutico y a hacer las entrevistas con las familias".

En esos años dice, "solicitábamos la autorización de la familia para donar los órganos. Con el cambio de ley (2019), con la que todos somos donantes, se le avisa a la familia que el paciente es donante y se le solicita que le respeten la decisión. Así que hubo un cambio de enfoque en la entrevista".

 

- ¿Con qué respuestas se enfrentaban antes?

- Con familias que nunca habían conversado el tema y con los mitos de siempre: que dejamos morir al paciente o nos decían no donamos para los ricos. Ese era nuestro mayor problema. Desde la TV salían familias que estaban en las clínicas. La gente se imaginaba que todos los órganos iban para los ricos, pero no sabían que en las clínicas se trasplantaba la mayor cantidad de pacientes FONASA.

El otro problema lo gatillaba la religión. Eso la llevó incluso a sostener una conversación con la mayor autoridad de los Testigos de Jehová y de los evangélicos. "Aceptaban los trasplantes, pero no la donación, y los católicos también a veces nos decían no, me lo quiero llevar enterito".

 

- A la gente no le gusta que intervengan el cuerpo.

- Claro, pero lo que pasa es que mucha gente se quiere llevar rápido a su familiar. Antes era más habitual velar los cuerpos en las casas y se los llevaban rápido. Después hubo un cambio generacional y mucha gente pasó a vivir en departamentos y ahora los velatorios se hacen en las iglesias. Empezamos a usar eso a nuestro favor y le decíamos a la gente que a esa hora no iban a recibir a la persona en la iglesia y que podíamos aprovechar ese tiempo en hacer los estudios.

 

- ¿Algún caso que la impactó?

- Una paciente que se había trasplantado de corazón un año antes. Había luchado por la donación de órganos y al año su hijo sufrió un accidente e hizo muerte encefálica. Tuvimos que hacerle la entrevista a ella y fue donante.

Lina destaca que le ha tocado sólo ver "la parte triste, porque nosotros no somos los que hacemos los trasplantes. Es duro, porque hay que lidiar con la parte final de la vida. Además, por lo general son muertes violentas o procesos agudos, como un accidente o un aneurisma roto. Son personas que en la mañana salieron de su casa, en la tarde están avisando que la persona está grave en el hospital y luego te dicen que está en proceso de muerte encefálica. Es difícil para la familia procesar todo rápido".

 

- Y son decisiones que hay que tomar ahí mismo.

- El proceso es violento para la familia. Están con el shock. Después pasan a aceptar el dolor, pero para eso se requieren días. Cuando el proceso es muy rápido, muchas veces quieren decir que no, pero en la posta contamos con psicólogo las 24 horas y los apoyamos.

La enfermera también tuvo que trabajar con los médicos. "Empezamos a adiestrarlos para que entregaran buena información a la familia, adecuada y real. Antes había mucho parternalismo de ellos al hablar con la familia para que no tuvieran dolor. Les pedimos que hablen la verdad, porque la gente quedaba con una mínima esperanza y eso iba en contra del proceso de donación". 

Las entrevistas con los familiares también han cambiado. "Participan más de dos familiares y permitimos a los mayores de 15 años si están en condiciones emocionales de hacerlo. Los hijos se acuerdan más rápido que los papás o los abuelos que su mamá o papá era donante. Y los toman como héroes, que van a salvar otra vida. Se ha ido cambiando el chip", dice.

 

 

 

 

Fuente: Las Últimas Noticias. Jueves, 29 de septiembre de 2022.